miércoles, 14 de julio de 2010

La Sagrada Escritura




2º Ágape Doctrinal (18 de Julio de 2010)

Para esta reunión, siguiendo con el tema de la Revelación (Escrituras y Tradición) y el Magisterio de la Iglesia, trataremos los puntos 100-108 del Catecismo:

100 El oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios ha sido confiado únicamente al Magisterio de la Iglesia, al Papa y a los obispos en comunión con él.

Artículo 3
LA SAGRADA ESCRITURA

I Cristo, palabra única de la Sagrada Escritura

101 En la condescendencia de su bondad, Dios, para revelarse a los hombres, les habla en palabras humanas: "La palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre asumiendo nuestra débil condición humana, se hizo semejante a los hombres " (DV 13).

102 A través de todas las palabras de la Sagrada Escritura, Dios dice sólo una palabra, su Verbo único, en quien él se dice en plenitud (cf. Hb 1,1-3):

Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se extiende en todas las escrituras, que es un mismo Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados, el que, siendo al comienzo Dios junto a Dios, no necesita sílabas porque no está sometido al tiempo (S. Agustín, Psal. 103,4,1).

103 Por esta razón, la Iglesia ha venerado siempre las divinas Escrituras como venera también el Cuerpo del Señor. No cesa de presentar a los fieles el Pan de vida que se distribuye en la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo (cf. DV 21).

104 En la Sagrada Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza (cf. DV 24), porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13). "En los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos" (DV 21).

II Inspiración y verdad de la Sagrada Escritura

105 Dios es el autor de la Sagrada Escritura. "Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo".

"La santa Madre Iglesia, fiel a la base de los apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia" (DV 11).

106 Dios ha inspirado a los autores humanos de los libros sagrados. "En la composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería" (DV 11).

107 Los libros inspirados enseñan la verdad. "Como todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra" (DV 11).

108 Sin embargo, la fe cristiana no es una "religión del Libro". El cristianismo es la religión de la "Palabra" de Dios, "no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo" (S. Bernardo, hom. miss. 4,11). Para que las Escrituras no queden en letra muerta, es preciso que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el Espíritu Santo, nos abra el espíritu a la inteligencia de las mismas (cf. Lc 24,45).

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María, Madre de la Iglesia, Sede de Sabiduría, ruega al Señor para que nos ayude a estudiar y comprender su Verdad. Espíritu Santo, desciende sobre nosotros y muéstranos a Cristo y a su Iglesia. Amén.

16 comentarios:

  1. En los comentarios podemos ir escribiendo lo que estudiemos relacionado con este tema, observaciones, dudas, preguntas, etc.

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  2. Fijaos que todas las citas del Magisterio de la Iglesia de este fragmento, están sacadas del mismo sitio: la Constitución Dogmática "Dei Verbum" (traducido, "Palabra de Dios"), sobre la Divina Revelación, que en el texto se cita como "DV", del Concilio Vaticano II. He puesto el Concilio Vaticano II entre los enlaces útiles.

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  3. Ahora voy a copiar las 3 citas que se señalan en el texto de la Sagrada Escritura:

    Dice el texto: 102 A través de todas las palabras de la Sagrada Escritura, Dios dice sólo una palabra, su Verbo único, en quien él se dice en plenitud (cf. Hb 1,1-3):

    1 "Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras,

    2 ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.

    3 El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo".

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    Y más adelante:
    104 En la Sagrada Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza (cf. DV 24), porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13):

    "13 Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen."

    Y finalmente dice también el texto del Catecismo:

    Para que las Escrituras no queden en letra muerta, es preciso que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el Espíritu Santo, nos abra el espíritu a la inteligencia de las mismas (cf. Lc 24,45):
    (esto sucede cuando Jesús, ya resucitado, habla con sus discípulos)

    45 "Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras"

    Palabra de Dios

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  4. Hace poco, hablando con un hermano protestante, me decía que no hacía falta que nadie nos ayudara a interpretar las Escrituras, que era cosa de sentido común. Claro, él lo decía para justificar contra lo que yo le decía, que Jesús nos había dado la Iglesia por amor, para que no nos equivocáramos, por ejemplo, al interpretar las Escrituras y toda la Revelación. Él decía que no, que la interpretación era de sentido común. Sin embargo, los que se apartan de la Iglesia cada uno interpreta las Escrituras a su manera.

    En el Nuevo Testamento, varias veces se deja claro que no es cosa de las propias fuerzas solamente, el poder entender las Escrituras: Jesús les explica las Escrituras a los dicípulos de Emaús, les abre la inteligencia en este texto de Lucas que acabamos de leer en la entrada anterior, y a mí me dice mucho el episodio del eunuco etíope. El eunuco va leyendo a Isaías y Felipe, que había sido enviado a él por el Espíritu Santo, le pregunta: "¿entiendes lo que lees?" Y el eunuco le responde: "¿Cómo voy a entenderlo, si nadie me lo explica?" Luego Felipe se lo explica, le predica el Evangelio, y el eunuco se convierte y se bautiza.

    Pongo aquí el episodio:

    26 El Angel del Señor dijo a Felipe: «Levántate y ve hacia el sur, por el camino que baja de Jerusalén a Gaza: es un camino desierto».

    27 El se levantó y partió. Un eunuco etíope, ministro del tesoro y alto funcionario de Candace, la reina de Etiopía, había ido en peregrinación a Jerusalén

    28 y se volvía, sentado en su carruaje, leyendo al profeta Isaías.

    29 El Espíritu Santo dijo a Felipe: «Acércate y camina junto a su carro».

    30 Felipe se acercó y, al oír que leía al profeta Isaías, le preguntó: «¿Comprendes lo que estás leyendo?».

    31 El respondió: «¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?». Entonces le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él.

    32 El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente: "Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero que no se queja ante el que lo esquila, así él no abrió la boca.

    33 En su humillación, le fue negada la justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, ya que su vida es arrancada de la tierra?"

    34 El etíope preguntó a Felipe: «Dime, por favor, ¿de quién dice esto el Profeta? ¿De sí mismo o de algún otro?».

    35 Entonces Felipe tomó la palabra y, comenzando por este texto de la Escritura, le anunció la Buena Noticia de Jesús.

    36 Siguiendo su camino, llegaron a un lugar donde había agua, y el etíope dijo: «Aquí hay agua, ¿qué me impide ser bautizado?».

    37 [Felipe dijo: «Si crees de todo corazón, es posible». «Creo, afirmó, que Jesucristo es el Hijo de Dios».]

    38 Y ordenó que detuvieran el carro; ambos descendieron hasta el agua, y Felipe lo bautizó.

    39 Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor, arrebató a Felipe, y el etíope no lo vio más, pero seguía gozoso su camino.

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  5. El episodio de Felipe y el eunuco etíope está en Hechos 8, 26-39 (se me había olvidado poner la cita)

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  6. Por cierto, Ágape cristiano y Longinos lo escribe el mismo, es decir, yo. Es que con el nombre de Ágape entro como administrador.

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  8. Por cierto,para preparar esta reunión sobre la Sagrada Escritura, estuve leyendo el prólogo de una Biblia que había en casa de mi madre. Hablaba de Marcos 16, 15, donde Jesús Resucitado les dice a los once apóstoles: "Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a toda criatura".


    El Catecismo usa precisamente esta cita para anunciar esta misión de enseñar de la Iglesia, que es encomendada a los obispos (artículo 888), que son los sucesores de los Apóstoles. Esta cita es realmente la base del mandato de Jesús, que envía a su Iglesia a enseñar a través del mandato a los apóstoles. Hace notar ese magnífico prólogo que Jesús no les manda enseñar con Escrituras o sin Escrituras, que es la Iglesia la que, en el devenir de su enseñanza e inspirada por el Espíritu Santo, pone por escrito parte de esas enseñanzas, de ese Evangelio que Jesús le manda anunciar, y proclama que esas Escrituras son inspiradas, y no otras. Es decir, el "titular" de la enseñanza no son las Escrituras: es la Iglesia, que enseña el Evangelio vivo. Y no la Iglesia de cualquier manera: es la Iglesia jerárquica, con la autoridad y el mandato que Jesús le dio en la persona de sus Apóstoles.


    Es impresionante cómo el Catecismo llega a afirmar que las Escrituras, sin que Cristo nos abra el entendimiento por el Espíritu Santo, son LETRA MUERTA -art. 108- (una vez les dije esto a unos Testigos de Jehová que vinieron a casa, y los pobres salieron escandalizados...)

    Sobre esto, me gusta mucho, porque me parece muy aleccionador, y así lo consideraron los Padres de la Iglesia, el episodio de Felipe y el eunuco etíope (Hechos 8, 26-40). El eunuco iba leyendo las Escrituras, y Felipe le pregunta: ¿entiendes lo que lees? A LO QUE EL EUNUCO RESPONDE: "¿CÓMO VOY A ENTENDERLO SI NADIE ME LO EXPLICA?"

    (Por cierto, OJO porque el versículo 37, presente en la Vulgata, falta en muchas versiones de la Biblia, y la Vulgata es expresamente reconocida por la Iglesia. Es un versículo riquísimo en significado: "Dijo Felipe: si crees de todo corazón, es posible [que seas bautizado]. Respodió el eunuco: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios").

    Bueno, pues este fragmento nos hace ver cómo la Iglesia, en la persona del apóstol Felipe representada, es NECESARIA para interpretar la Escritura. Dice San Jerónimo: "Yo no soy ni más estudioso ni más santo que aquel eunuco... y he aquí que llega Felipe, le muestra a Jesús que estaba como aprisionado en la letra, y el eunuco cree, se bautiza, es fiel y santo... Te lo digo para que veas que SIN UNA GUÍA QUE VAYA POR DELANTE MOSTRÁNDOTE EL CAMINO, NO PODRÁS ENTRAR EN LAS ESCRITURAS SANTAS". (Epistolae 53, 5-6). Lo dice nada menos que San Jerónimo, que algo sabía de las Sagradas Escrituras... Aunque lo que más cualifica a San Jerónimo en cuanto a su enseñanza no es su sabiduría bíblica ni su genio, sino que la Iglesia le encuadra entre los llamados "Padres de la Iglesia", cuyas enseñanzas coincidentes son consideradas por la propia Iglesia como una parte de la Tradición, del depósito de la Revelación entregado por Cristo a su Iglesia para que lo custodie y lo enseñe. Y, especialmente, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia son apreciadas por la propia Iglesia, para interpretar correctamente la Escritura.

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  9. "La Iglesia, columna y fundamento de la Verdad", 1 Timoteo 3, 15.

    Qué enunciado tan claro, rotundo, explícito. Una lectura literal nos debería conducir a afirmarnos en la fe de la Iglesia. Sin embargo, ¿es posible, sin la Iglesia, una lectura literal? La respuesta es no.

    Este versículo tan clarísimo lo he encontrado, navegando por la red, interpretado de decenas de maneras distintas.

    Cuando hace falta leer literalmente un pasaje, como este caso, la persona no es capaz de hacerlo si no sabe, de antemano, la doctrina verdadera sobre la Iglesia. Es cuando, a priori, conoce la doctrina de la Iglesia sobre la Iglesia, cuando es capaz de leer literalmente, como se merece, este pasaje.

    La Iglesia nos enseña cuándo debemos leer literalmente; cuándo el sentido hace referencia a una verdad que lo sustenta y da sentido; cuándo el pasaje en cuestión hay que leerlo "por analogía con otras verdades de la fe", etc.

    En esta pedagogía eclesial de la lectura de la Escritura, los Padres de la Iglesia, sus Doctores, la vida de los santos que hicieron carne la Palabra, es esencial; así como, ante todo, la Liturgia, en que el sentido auténtico de la Escritura se canta, se proclama en la tierra y en el cielo, para mayor gloria de Jesucristo nuestro Señor.

    Así, con más razón que nunca, podemos afirmar que la columna y el fundamento de la Verdad es la Iglesia. Porque es la casa de Dios vivo, y donde vive el Dios que habla y pronuncia su Escritura, allí vive el sentido de esa Escritura, y solamente allí.

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  10. "La Sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia, que en la materialidad de los libros escritos". Es un adagio de los Padres de la Iglesia citado en el Catecismo nº 113.

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  11. Leí este adagio ayer haciendo meditación con el Catecismo, y me pareció definitivo en este tema. Me produjo una gran confianza. Siempre se llega a un punto en que hay que aludir a una Autoridad definitiva que nos libre de toda subjetividad. Y la Escritura no es esa Autoridad, sino la Iglesia.

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  12. "xactamente", como diría Forges.

    Sobre este tema, yo destacaría dos ideas principales:

    - La Revelación no se agota en la Escritura: la Escritura es una de las formas de esa Tradición recibida que es la Revelación, y cuya inteligencia vamos alcanzando en la Iglesia con la ayuda del Espíritu Santo.

    - La Escritura es Palabra de Dios, es inspirada por Dios; a través de ella, Dios mismo se nos da por la Palabra, Cristo mismo nos sale al encuentro, y Cristo mismo nos abre los ojos para verle en la Escritura, que es inaccesible sin el Espíritu.

    Y creo que no debemos pasar el próximo domingo sin aclarar brevemente antes una cosa: ¿qué es el Magisterio de la Iglesia,cuáles son sus expresiones, qué valor tienen, cuál es la actitud que debe tener un creyente ante ellas?

    Es decir, saber que el Magisterio es la doctrina oficial de la Iglesia, perfectamente definida; que es algo vivo, que crece en la Iglesia por la acción del Espíritu. Que corresponde a la misión de enseñar dada por Cristo a la Iglesia, que está asistido por el Espíritu Santo. Que está dado con la Autoridad que Cristo dio a Pedro para confirmar en la fe a sus hermanos. Que se expresa en los Concilios, las formulaciones dogmáticas, las Encíclicas, las Bulas y otras expresiones de la autoridad papal que conozco poco y sobre las que tengo que estudiar... que la síntesis del Magisterio de la Iglesia está en el Catecismo de la Iglesia Católica, que es, en sí, un documento con valor magistral. Y que toda verdadera teología parte del Magisterio, del Catecismo, explicándolo, profundizando en él y aupándose sobre él para alcanzar una inteligencia cada vez mayor de la Revelación, de la Palabra de Dios que se expresa en la Tradición de la Iglesia y en las Sagradas Escrituras.

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  13. Se me olvidaban, como documentos del Magisterio, aquellas enseñanzas de la Curia Vaticana (Congregación Doctrina Fide, Pontificio Consejo Cor Unum, Pontificia Comisión Bíblica) dadas con la autoridad del Santo Padre, que es la autoridad de Cristo.

    Otro punto es que los cristianos hemos de aceptar con confianza todo el Magisterio de la Iglesia, no sólo los dogmas y el magisterio definitivo, sujeto al carisma de la infalibilidad, que hemos de creer con fe, sino todo el Magisterio; y si en algo "menor" parece que no estamos de acuerdo, pensar que es una temeridad no considerar que muy probablemente nos estamos equivocando, aunque no se trate de magisterio definitivo e infalible, y que en ningún caso podemos sembrar dudas y desconfianza en nuestros hermanos transmitiéndoles disensiones sobre el Magisterio. Sobre cuestiones no definitivamente establecidas, a los teólogos se les permite seguir investigando, pero guardando un "silencio obsequioso", no divulgando dudas ni disensiones entre el pueblo fiel, que tiene derecho a ser alimentado con el Magisterio de la Iglesia íntegro y puro.

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  14. Copio un fragmento interesante de "Roma, Dulce Hogar" que podría servirnos para la reunión. Lo he sacado de www.apologeticacatolica.org

    La Escritura ¿Enseña la doctrina de la Sola Scriptura?

    Breve extracto del libro “Roma dulce hogar”, Scoth Hann

    Este es un breve fragmento tomado del libro “Roma dulce hogar” donde el pastor presbiteriano Scoth Hann narra el testimonio de su conversión a la Iglesia Católica. (Recomendamos ampliamente el libro).

    “En mi clase de Historia de la Iglesia [daba clase en un seminario protestante], uno de mis mejores alumnos (antiguo católico) expuso un trabajo sobre el Concilio de Trento, y al terminar me hizo una embarazosa pregunta que yo nunca había escuchado. Dijo:

    - Profesor Hahn, usted nos ha enseñado que la doctrina de Sola Fides no es bíblica, y que ese grito de guerra de la Reforma no tiene ningún fundamento si se confronta con la interpretación de Pablo. Como usted bien sabe, el otro grito de guerra de la Reforma Protestante fue Sola Scriptura: que la Biblia es nuestra única autoridad, en lugar del Papa, los Concilios o la Tradición. Profesor: ¿dónde enseña la Biblia que la Escritura es nuestra única autoridad?

    Me le quedé mirando y empecé a sentir un sudor frío.

    En el seminario yo tenía fama de ser una avispa socrática, que siempre ponía en aprietos a otros con incómodas preguntas; pero ésta nunca se me había ocurrido.

    Respondí lo que cualquier profesor al que han pillado desprevenido hubiera contestado: “¡Qué pregunta más tonta!”. Pero en cuanto esas palabras salieron de mi boca me sentí derrotado, pues me había prometido que como docente jamás usaría esa expresión.

    El alumno no se acobardó. El sabía que no era una pregunta tonta, así que mirándome directamente a los ojos, me retó:

    -Bien, pues entonces déme al menos una respuesta tonta.

    Le dije:

    - Vayamos primero a Mateo 5, 17 y luego veamos 2 Tim 3: 16-17: “Toda Escritura inspirada por Dios es útil para enseñar, para rebatir, para corregir y para formar en la justicia, de modo que el hombre de Dios sea perfecto, y preparado para toda obra buena”. Y luego podemos ver también qué dice Jesús acerca de la Tradición en Mateo 15.

    Su respuesta fue cortante:

    - Pero profesor, Jesús no estaba condenando toda tradición en Mateo 15, sino sólo las tradiciones corruptas. Cuando 2 Tim 3, 16 menciona “toda la Escritura” no dice “solo la Escritura” es útil. También la oración, la evangelización y otras muchas cosas son esenciales. ¿Y qué decir de 2 Tes 2:15?

    - Oh, sí... Tesalonicenses....-musité débilmente-, ¿qué dice ahí?

    -Pablo dice a los tesalonicenses: “Por lo tanto, hermanos, manteneos firmes y guardad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de palabra o por carta”.

    Me salí por la tangente:

    -¿Sabes John?, nos estamos alejando del tema. Avancemos un poco más y ya hablaremos algo sobre esto la próxima semana.

    Puedo asegurar que él no quedó satisfecho. Y yo tampoco.

    (continúa)

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  15. Mientras volvía a casa aquella noche, miré las estrellas y murmuré: “Señor, qué está pasando? ¿Dónde enseña la Escritura Sola Scriptura? Eran dos las columnas sobre las que los protestantes basaban su revolución contra Roma. Una ya había caído, y la otra se estaba tambaleando. Sentí miedo.

    Estudié durante toda la semana sin llegar a ninguna conclusión. Llamé incluso a varios amigos, pero no hice ningún progreso. Finalmente hablé con dos de los mejores teólogos de América, y también con algunos de mis ex profesores. Todos aquellos a los que consultaba se sorprendían de que yo les hiciera esa pregunta, y se sentían aún más trastornados cuando yo no quedaba satisfecho con sus respuestas. A un profesor le dije:
    -Tal vez sufro de amnesia, pero he olvidado las simples razones por las que los protestantes creemos que la Biblia es nuestra única autoridad.

    -Scott, que pregunta tan tonta.

    -Pues déme una respuesta tonta.

    -Scott –replicó-, en realidad tú no puedes explicar la doctrina de Sola Scriptura con la Escritura. La bíblia no enseña explícitamente que ella sea la única autoridad para los cristianos. En otras palabras, Scott, Sola Scriptura es en esencia la creencia histórica de los reformadores, frente a la pretensión católica de que la autoridad está en la Escritura y además, en la Iglesia y la Tradición. Para nosotros, por tanto, ésta es sólo una presuposición teológica, nuestro punto de partida, más que una conclusión demostrada.

    Después me ofreció los mismos textos de la Escritura que yo le había indicado a mi alumno, y yo le di las mismas agudas respuestas

    -¿Qué más podríamos añadir?- le dije.

    -Scott, mira lo que enseña la Iglesia católica. Es obvio que la Tradición está equivocada.

    -Obviamente está equivocada- asentí-. Pero ¿dónde se condena el concepto de Tradición? Y por otro lado, ¿qué quiso decir Pablo cuando pedía a los Tesalonicenses que se ajustaran a la Tradición tanto escrita como oral? – seguí apasionado-. ¿No es irónico? Nosotros insistimos en que los cristianos sólo pueden creer lo que la Biblia enseña, pero la propia Biblia no enseña que ella sea nuestra única autoridad.

    Le pregunté a otro teólogo:

    -¿Cuáles para ti el pilar y fundamento de la verdad?

    -La Biblia, por supuesto.

    -Entonces ¿por qué la Biblia dice en 1 Tim 3:15 que la Iglesia es el pilar y el fundamento de la verdad?

    -¡Tú me trastornas, Scott!

    -¡Soy yo quien se siente trastornado!

    -Pero Scott, ¿qué Iglesia...?

    -¿Cuántos candidatos para el puesto hay ahí...? Quiero decir: ¿cuántas iglesias dicen ser la columna y fundamento de la verdad?

    -¿Quiere decir esto que te estás convirtiendo al catolicismo?

    -Espero que no... "

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  16. María, Madre de la Iglesia, Sede de Sabiduría, ruega al Señor para que nos ayude a estudiar y comprender su Verdad. Espíritu Santo, desciende sobre nosotros y muéstranos a Cristo y a su Iglesia. Amén.

    Una invocación maravillosa para comenzar nuestros ágapes.

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